Etapa 30. A Gudiña - Laza


La etapa de hoy atraviesa la Serra Seca, por las Vendas do Espiño y da Teresa; en el monte de la Urdiñeira, pasa por la Vendas de Capela y de Bolaño, baja a Campobecerros, la antesala del Invernadeiro, llegando hasta Porto Camba y finalmente a nuestro final de jornada, Laza..


En la plaza de San Martiño se encuentra un cruceiro y el mojón con la doble señalización Laza-Verín.
Tomamos el camino hacia Laza, la rúa Cima da Aldea nos lleva hasta la carretera, nuestra compañera en gran parte de la jornada. 

Caminamos por su arcén en ascenso para llegar al Alto do Espiño, 1.098 metros. Nos encontrándonos en plena Serra Seca.

Hoy nos espera una etapa de increíble belleza paisajística, pasamos por aldeas muy poco pobladas, donde el progreso pasa desapercibido, parecen estar ancladas en un pasado ya lejano sobreviviendo por encima de los mil metros de altitud.

Nos encontraremos de forma repetida con las "Vendas", que indicaba que aquí se situaban las ventas o mesones. A la Venda se le conocía por el nombre del propietario y fue lo que le acabó dando nombre a las diferentes pequeñas aldeas.

A poco más de 3 km, encontramos la primera VendaVenda do Espiño da Cerderira.



Población que en su día contaron con más habitantes y donde hoy reina el color de la piedra gastada y el sonido del silencio.

Dejamos la carretera por la derecha entrando en la pequeña aldea que apenas cuenta con cuatro casas, y un par de explotaciones ganaderas. 
Sólo nos cruzamos con un campesino vestido con un mono azul y que iba arreando sus vacas. Ni siquiera se detiene a mirarnos. Debe estar su mundo tan lejano de nuestra peregrinación que no le debe causar ninguna sensación. Las vistas desde este punto son espléndidas sobre la Sierra Seca.



Cruzada la pequeña aldea recobramos camino por el asfalto, no es un camino aburrido ni tampoco especialmente duro, sus hermosos paisajes nos tendrán envelesados.





A casi ocho km. de la etapa llegamos a Venda da Teresa, donde se hace más patente el despoblamiento rural, más aún en este entorno situado a más de mil metros de altitud. En esta aldea el tiempo parece haberse detenido, el progreso sin duda ha pasado de largo.


Dejamos atrás los últimos tejados de pizarra y salimos por un camino que en unos cientos de metros se junta con una pista algo más ancha y de nuevo a la carretera.

Pronto aparece ante nosotros el Embalse das Portas, construido en el desfiladero formado por el río Camba, por detrás las Picas de Camba, la sierra de San Mamede, la sierra de Queixa y los montes do Invernadeiro.





La pista llega hasta la carretera, que nos lleva a pasar sobre las vías del tren. Entramos de esta manera en el Concello de Vilariño de Conso, concretamente en la Venda da Capela.




Atravesamos la población de Venda da Capela dejando a la derecha la estación de ferrocarril y al salir veremos un conjunto de casas ruinosas, frente a ellas un banco, mirador y fuente de agua.




Tras pasar la población tomamos un camino en ascenso que vuelve a llevarnos a la carretera. Tras kilómetro y medio llegamos a Venda do BolañoCercano a este punto se encuentra el Monte Urdiñeira, un antiguo Castro Prerromano.













Continuamos nuestro recorrido por carretera durante casi 3 Km., a nuestra derecha nos acompaña el Embalse das Portas.

Abandonamos la carretera y la compañía del embalse por un camino ascendente junto al arcén izquierdo. Más adelante se convierte en una pista por la que avanzamos sin mayor dificultad. Campobecerros aparecerá ante nosotros, para llegar hasta el tenemos por delante un pronunciado descenso sobre lascas de pizarra. Peligroso y resbaladizo en días de lluvia.












Esta parroquia perteneció en su día a la encomienda santiaguista de San Marcos de León, en ella, los peregrinos pudieron contar con la ayuda y protección de los Caballeros de la Orden de SantiagoEn nuestro caso nos cruzamos con otros guardianes del Camino, los del Siglo XXI, una pareja de ciclistas de Protección Civil que, aunque menos pintorescos que los elegantes jinetes engalanados, también prestan un buen servicio de ayuda al peregrino.

La bienvenida a la población nos la da la iglesia de Santiago con una pequeña imagen del Apóstol en su portada. Junto a ella se encuentra el cementerio de la localidad.



Siguiendo las flechas amarillas que serpenteaban por el pueblo llegamos hasta un bar de Rosario, también regentan el albergue de peregrinos, que se encuentra un poco más adelante.

Esta población se encuentra en una zona de increíble valor paisajístico al estar situado a pocos kilómetros del Parque Natural del Invernadero, que forma parte del amplio espacio natural Serra de Queixa - Montes do Invernadeiro (uno de los mayores de Galicia) y se extiende por varios municipios vecinos.
Antaño pasaban por Campobecerros los toros que de Salamanca y Andalucía se traían por la verea para las corridas de la plaza de Pontevedra.


Siguiendo las flechas amarillas salimos de la población, salimos de ella hacia Portocamba, a la que llegaremos tras caminar unos 3 kilómetros.




Pasado el puente sobre el río Camba giramos a la izquierda entrando en la calle Camino, calle principal de la aldea de Portocamba.
Su arquitectura tradicional nos llama la atención, unas estrechas calles en donde la piedra y la pizarra, son las protagonistas de las edificaciones de este lugar. Decidimos dar un pequeño paseo para descubrir la historia de este pequeño pueblo orensano.


Llegamos hasta la iglesia de San Miguel, una pequeña iglesia de una sola nave construida en el S. XVII.
Junta a la iglesia hay una fuente de agua, aprovecho para llenar la botella. El pueblo parecía desierto, no había ni un alma por sus calles. Me sorprendí al ver aparecer de pronto un hombre de avanzada edad, me saludo y se sentó cerca de mí, sacando un paquete de cigarrillos, me ofreció uno, que de buen grado acepté.

Era una persona muy afable y entablamos conversación. Me contaba que antes había más vida en el pueblo, sobre todo cuando en una vaguada cercana, tenían su feria los pueblos de la sierra, hecho que revolucionaba a todos los mozos de la comarca. Tras un buen rato de amena charla me despedí de tan amable y cordial señor.


Portocamba, es un lugar de amables, cordiales y hospitalarias gentes. Siempre dispuestas a echar una mano al visitante y descubrirle las pequeñas y grandes historias de su querido pueblo. Punto de parada obligatoria del camino de Santiago.

En la documentación del siglo XV aparece como San Miguel de Porto la Camba, situado en un valle de montaña de la sierra de San Mamede.
Del latín portu, paso estrecho entre montañas y de camba procedente de la raíz céltica camb- (curva). Camba es el nombre del río que recorre la zona y que se menciona ya en el año 1095. Puerto la Camba alude al paso por el que se accede a la Población de Camba.

Abandonamos este baluarte del pasado siguiendo una carreterita en subida hasta llegar a una gran cruz de madera, donde una escultura de Carballo asoma invadida entre las piedras. Alrededor de la cruz que forma un “Milladoiro”, que no es más que una montañita de piedras que vamos dejando los peregrinos con el ritual de dejar una piedra.




Junto a la cruz hay una indicación hacia Cerdedelo por carretera, nosotros giramos a la izquierda, para tomar el camino con un tramo de falso llano, a este le sucede un descenso decidido por la cuerda de la montaña y con el cortado a nuestra derecha. Durante más de tres kilómetros podemos disfrutar de las espectaculares vistas del valle con los pueblos de Cerdedelo y Trez.






Continuamos por la pista hasta rodeados de pinos, no la abandonaremos hasta llegar la aldea de As Eiras que pertenece al Concello de Laza.

Una pequeña y bonita aldea donde algunos han creado su segunda residencia, atraídos por el hermoso paisaje y la paz que se respira. En la entrada nos encontramos con la hospitalidad de una asociación, Ultreia, que ha dispuesto para los peregrinos de un lugar donde tomar un café y algunas pastas. También acoge a algunos peregrinos que deseen terminar aquí su final de etapa.
A la salida encontramos un área de descanso, cuenta con una fuente de rica y fresca agua, mesas y bancos de madera artesanales para poder descansar.

Alrededor de esta aldea abundan los restos de otras culturas, especialmente la castreña, existiendo una excepcional concentración de asentamientos en esta zona.

En esta pequeña aldea no encontraremos servicios, pero ya nos queda poco para llegar a Laza. Por lo que he oído en estas tierras sus habitantes duermen en verano con mantas, las temperaturas por la noche son bastante frescas, desgraciadamente el pueblo no dispone de albergue ni servicios para el peregrino.





Continuamos por la carretera en descenso y rodeados de grandes pinos.
Casi llegando a Laza debemos estar atentos a un mojón que nos hace tomar una senda que nos lleva a cruzar el río Cereixo, y a la carretera OU-112 que viene de Trez.
Laza ya aparece ante nosotros, tan solo nos queda cubrir el último kilómetro. 





Una indicación nos hace girar a la derecha, pasamos por el puesto de Protección Civil, en él nos sellan la credencial y nos dan las llaves del albergue.

Laza es uno de los ocho municipios que integran la Comarca Orensana de Monterrey.
En este municipio se distinguen dos sectores claramente diferenciados entre sí: al norte y nordeste se encuentran las altas montañas de las sierras de San Mamede, Fial das Corzas y el Invernadero, espacio natural protegido, donde se sobrepasan ampliamente los 1400 metros de altitud sobre el nivel del mar. En el centro, aparece apacible el Valle del Támega.

Habitan en los montes de Laza especies protegidas como: el lobo, la jineta, el búho, y el águila real. Así también otras no protegidas, pero no menos importantes como el conejo, la liebre, el esquío, el corzo y el ciervo.

Nos cuentan algunos historiadores que en el pasado del valle de Laza vivieron los Tamagos, de donde también coge el principal río su nombre: Río Támega.
Son abundantes los restos arqueológicos encontrados en la zona, sobre todo los que se relacionan con la cultura castreña y aquellos que prueban el asentamiento, de los romanos, que llegaron a explotar algunos yacimientos minerales en la parroquia de Retorta.
En la época romana, Laza fue una importante vía de penetración desde el sur de la Península y desde Portugal. Contaba con importantes explotaciones de minerales de estaño (Arcucelos) y, se supone, de oro (Camba). Hay, también, restos de Villas romanas, explotaciones agrarias no fortificadas situadas en valles o laderas, enterramientos como el milenario encontrado en Alberguería.


En Laza nuestro camino se une con una de las variantes del camino portugués que viniendo por Chaves y pasando por Verín llega hasta Laza.
Haremos un descanso para pasear por sus calles. Es curiosa su iglesia gótica de San Xoán ya que es uno de los escasos ejemplos de gótico en el medio rural gallego. Con influencias de estilo toscano con torre rematada en capitel. Posee cuatro altares barrocos recubiertos por pan de oro.



La celebración del carnaval en estas tierras de Laza, es la fiesta más tradicional y llamativa de todas las que aquí se celebran. El día de Año Nuevo, tiene lugar una cencerrada considerada como preludio del Entroido, que tiene su máximo apogeo el domingo y el martes de Carnaval. Estos días las calles se llenan de pintorescos personajes que saltan, corren y bailan haciendo sonar enormes cencerros. Son los famosos "peliqueiros" que representan a los antiguos recaudadores de impuestos y durante estos días, gozan de absoluta impunidad. Provistos de un látigo, y cubiertos por una máscara, persiguen al público lanzándole harina y hormigas. Como despedida del Entroido, se lee el "Testamento do Burro" y la quema de un muñeco de paja.


Para aquellos que realizan el Camino en el mes de mayo decirles que el primer domingo de este mes se celebra otra fiesta de singular belleza, se trata de la fiesta del Santo Cristo, en ella podrán observar la mezcla de elementos de la cultura ancestral paganizante con otros claramente cristianos.



7 días para llegar a Santiago